1º Parte “Cibercupido”
2º Parte “Canciones y casualidades”
3º Parte “El beso”
4º Parte “El lazo”
Recuerdos

Entre sus estudios, la natación, mis estudios y otras tantas actividades de ambos, no nos queda mucho tiempo para compartir, pero entre hora libre y hora libre, nos hacemos de un rato para ir a comer, pasear por el parque y hasta a jugar a esas maquinistas de video juegos que hay por el centro. Me encanta mirarlo cuando está concentrado peleando contra luchador chino o tratando de pasar en su nave espacial a la siguiente etapa para salvar al mundo. Además de su cara de concentración, me gusta mirar como su frente se llena de sudor y unas pequeñas gotas resbalan por su cara para perderse dentro del cuello de la camisa. Adoro cuando flecta sus rodillas para terminar dándole un golpe con ambas manos a la maquina, si esta por fin logra vencerlo, pero más me gusta cuando me mira con esa sonrisa de niño tierno y picarón, luego mira alrededor para asegurarse que nadie lo esta mirando me da un beso en los labios rapidito mientras se limpia el sudor de la frente.
Como no amar esas interminables conversaciones telefónicas donde entre sonidos de besos “enviados” por el teléfono, canciones dedicadas y distintas formas de decirnos “te quiero” y “te extraño”, donde antes de colgar definitivamente, hay tres o cuatro llamadas previas para decir otra vez “te quiero”, “buenas noches” o solo para tirar el ultimo beso al auricular.
Como no pasar todo el día en esas manos furtivas que se cuelan por debajo de una mesa en “Burguer King”, en el asiento del taxi, colectivo o hasta en la pisadera e la micro, para juguetear con la adrenalina de ser descubiertos o solo por burlarnos de los demás en sus propias narices jugueteando con nuestra libido y acariciando nuestros cuerpos disimuladamente en publico. Como no recordar con una sonrisa en los labios aquellos fugaces, furtivos y apasionados encuentros de labios y piel dentro de un baño público, arriba de un bus, entre los vagones del tren, o en algún oscuro rincón de la ciudad, durante aquellos paseos nocturnos.
Tantos recuerdos, tanta felicidad, tanto amor... hay personas que dejan un recuerdo imborrable en nuestros corazones... y debo reconocer que Andrés dejo una gran huella en el mío.
Continuará...