lunes, julio 24, 2006

Fin-D

Viernes: después de un duro día laboral, una noche de relajo junto a mi hermano algo bueno de fumar y la extraña visita imaginaria de mis abuelos. “¡won cállate que nos van a escuchar!”... mentira nunca estuvieron ahí.
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Sábado: Despertar a las 14 hrs. Las niñas nos pasaron a buscar para ir a un partido que nunca existió (seguimos con situaciones imaginarias)
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Igual estaban ricas las pizzas.

Por la noche me pinté los ojos nuevamente y salí con mi amorcito a Club Miel, en el camino pasamos a ver a una amiga que necesita un abrazo, pero lo mejor de todo fue el romántico paseo por las heladas calles de Santiago a las tantas de la madrugada.
(gracias mi amor por regalarme esos momentos tan mágicos)



Domingo: Para variar despertamos a las tantas de la tarde, salimos a arrendar unas películas, cuando llegamos preparamos unas ricas pastas y salsas junto a una coca ligth para acompañar las peliculillas. Dos de la madrugada nuevamente y a la cama para dormir abrazado al hombre mas maravilloso del mundo.




Gracias a mi hermano y a mi novio por regalarme un fin de semana lleno de magia y momentos simples pero maravillosos que llenan mi existencia de felicidad y amor.

Los amo!

martes, julio 18, 2006

Reflexión

“Cuento del amor que no fue”

Música perfecta, lugar perfecto, gente que baila, se contorsiona y se roza a mí alrededor formando un ambiente que estremece mi cuerpo. El sol quema la piel, me agito al ritmo de la música y poco a poco pierdo el control, abro una botella sobre mi cabeza y refresco el cuerpo que arde junto a una maza de individuos sumidos en éxtasis. Me dejo arrastrar por un embrujo que traspasa mi cuerpo y detona extrañas sensaciones que claman desde el interior, junto a la música, junto al alcohol, o tal vez junto a alguna droga, de esas que se consiguen al paso de quien va demasiado rápido para ver donde se encuentra su propio destino. Otros cuerpos se funden con el ambiente mientras yo mismo me fundo con el efímero cosmos del momento… “Frenes y descontrol…”. Mi mente escapa, alucina y busca una silueta, un rostro, un cuerpo, pero en ningún caso busca el amor. Es así como me encuentro inmerso en una orgía de cuerpos mezclados con música y baile, agitados y convulsionados en descargas de ritmo y placer, perdido en sudor, torsos y cuerpos. Así también entrego mi cuerpo que se funde a otro siguiendo el compás orgiástico y pasajero de un fugaz encuentro. Caigo en comunión y copula entre ropas y tirones creando una confusión desnuda de piel y lujuria, negado a hacerme cargo de mis propios actos, entregado al trance del placer y el sexo sin responsabilidad ni responsabilidades, sin palabra y sobre todo… sin amor.
No se su nombre ni conozco sus sueños, tal vez nunca llegue a conocerlos, pero no creo que eso importe entonces, el se irá de todas formas y nada importará cuando me entere que el placer de aquella tarde de verano, envenenó mi cuerpo al tiempo que condenó mi alma… Ya nada de eso importará, porque tal vez era el, el, el amor que tanto busqué. Tal vez era el y no me di cuenta, tal ves era el…era el… o tal vez fue el anterior.



PD. Para mi niño:
Este cuento surge de la felicidad que me embarga al pensar que no somos los protagonistas de esta historia y que muy por el contrario a esta, juntos, somos una sola alma que se fusiona con una sociedad y un mundo que necesita amar y aprender a hacerlo. Esto es una situación totalmente ficticia, nacida de la necesidad de crear conciencia e impulsada por el amor, ese amor que crece dentro de dos personas que se aman y buscan exclusividad en una unión perpetua que se concreta en un único acto de amor, que no busca mayor placer que el de renacer en la felicidad de otro que se entrega de igual forma a la unión de esa “fuerza” que todos llevamos dentro a la cual llamamos… Amor.

martes, julio 11, 2006

Como una pepita de ají

A veces siento ganas de abandonar la lucha, desconectarme de todo, simplemente entregarme al caos y rendirme. Sobre todo cuando siento que me falta el apoyo de quienes tendrían que estar conmigo.
La verdad verdad... es que casi siento que me echan ají en el culo cundo no se me da la razón, y el otro no esta en posición ni conocimiento para rebatirme, sobre todo si hago lo que hago por el bien común.

Quisiera poder hacer realidad esa fantasía de mi niño donde puedo hacerme chiquitito, dormir en una cáscara de nuez, moverme en sus bolsillos y vivir todo el tiempo refugiado cerca de su corazón.

Pd. A mi niño: Te amo !
... que más que eso?