Linda la wea!

Me quitaron la jefatura del departamento, me pusieron un jefe nuevo que según dicen las malas lenguas se ganó el puesto gracias a un serruchito que tenia metido en el cajón de su escritorio, que según dicen esas mismas lenguas, es el mismo serruchito que astilló el piso bajo mi silla.

La cosa es que este nuevo jefecito, no cacha mucho de la pega, por lo que empecé mi día haciendo el trabajo que ahora le corresponde a “Mr. Sierra”. Por lo que yo me atraso en mis propias labores. Pero sé qué, en cualquier momento me significará un tirón de orejas, tanto por hacerle la pega al weoncito, como si no la hago.

Ahora...
¿le informaré a mi queridísimo, estable y siempre consecuente “empleador” de que sigo haciendo el mismo trabajo de siempre y el nuevo jefecito que puso a cargo de “ MI” departamento, no cacha ni una?.

Lo malo es que si le digo estas cosas al “Gran jefe”, es muy probable que se enoje más conmigo, que me haga salir de su oficina con el rabo entre las piernas y... si es que no me da una patada en la raja por weon.

Por lo menos tengo claro que todas las cosas caen por su propio peso, que mi nuevo jefecito va a salir de donde esta con viento de cola y que tarde o temprano EL JEFE, me pedirá disculpas y me dará la razón una vez más.

Pero...
¿quiero que eso ocurra nuevamente?