Un día estaba yo a los ocho años postrado en cama por una enfermedad tipo sarampión o algo por el estilo, confinado a mi habitación durante un par de semanas. Coke es uno de mis primos, bueno, o así le decimos desde chiquititos, porque no tenemos parentesco sanguíneo, el vivía a la vuelta de mi casa, por lo que siempre lo mandaban a jugar conmigo y ahora que estaba enfermo no seria la excepción, además el había padecido las consecuencias de la misma enfermedad años antes, por lo que tampoco seria riesgoso para su salud, El muchachito tenía dos años mas que yo, ósea diez.
Mi abuela me había regalado una colección de autos en miniatura, con la que yo me entretenía imaginando que los pliegues de mi cama eran una autopista tipo laberinto. A eso de las siete de la tarde sueno el timbre de mi casa, era Coke y su madre que venían a tomar el té. Me sentí torturado con el olor de un queque que mi abuela había horneado momentos antes para las esperadas visitas, mientras yo me comía una insípida taza de chuño y una tostada sin acompañamiento.
Al rato aparece en la puerta del dormitorio mi querido primito, mi puro e inocente primito. Entonces entra con su carita de niño bueno, su nariz puntiaguda y sus hermosos ojos verdes preguntando...
– a que estas jugando?
– a la autopista - le respondo,
– que aburrido - me dice el - mejor juguemos a príncipes encantados.
que aburrido pensé yo un juego de niñas (aunque los juegos favoritos de mi niñez nunca fueron muy cargados de testosterona tampoco) además pensé que traería algún tipo de juego con caballeros y armaduras, de todas formas me pareció aburrido, pero accedí porque no tenia nada mas que hacer y podía continuar con mi autopista cuando el se fuera.
– tu vas a ser la princesa - me dijo.
– yo la princesa? – pensé.
Mi abuela me había regalado una colección de autos en miniatura, con la que yo me entretenía imaginando que los pliegues de mi cama eran una autopista tipo laberinto. A eso de las siete de la tarde sueno el timbre de mi casa, era Coke y su madre que venían a tomar el té. Me sentí torturado con el olor de un queque que mi abuela había horneado momentos antes para las esperadas visitas, mientras yo me comía una insípida taza de chuño y una tostada sin acompañamiento.
Al rato aparece en la puerta del dormitorio mi querido primito, mi puro e inocente primito. Entonces entra con su carita de niño bueno, su nariz puntiaguda y sus hermosos ojos verdes preguntando...
– a que estas jugando?
– a la autopista - le respondo,
– que aburrido - me dice el - mejor juguemos a príncipes encantados.
que aburrido pensé yo un juego de niñas (aunque los juegos favoritos de mi niñez nunca fueron muy cargados de testosterona tampoco) además pensé que traería algún tipo de juego con caballeros y armaduras, de todas formas me pareció aburrido, pero accedí porque no tenia nada mas que hacer y podía continuar con mi autopista cuando el se fuera.
– tu vas a ser la princesa - me dijo.
– yo la princesa? – pensé.
La alternativa empezaba gustarme un poco mas, siempre soñé con esos vestidos de perincesas medievales.
– si, tu vas a ser la princesa porque estas en cama y no puedes levantarte – argumento Coke.
– ok que tengo que hacer - le dije inocentemente
– acuéstate y duerme, tu serás la bella durmiente – respondió.
Me tendí en la cama y cerré los ojos, el seria el príncipe por lo que hizo ademán de entrar cabalgando sobre un corcel, no sin antes cerrar la puerta de la habitación luego se sentó a mi lado en la cama. Yo seguía con los ojos cerrados, pero cuando menos me lo esperaba el toma mi cara y me dio un beso en la boca... un enorme beso, de esos besos que dan los adultos, besos que yo jamás había dado hasta ese momento. Respondí su beso como si lo hubiese hecho siempre, nuestros labios se rozaron suavemente, el aroma a su piel se grabo en mi mente, su pelo castaño olía a almendras. El beso continuo alterando mis sentidos, su lengua rozo la mía y el corazón se agitaba fuertemente, para cuando no quedaba pudor alguno sumergido en un beso de “amor adulto”... ni cuenta me di cuando alguien entro a la habitación, entonces escuche un grito desesperado...
– QUE ESTAN HACIENDO??? - grito mi abuela desde el umbral de mi habitación
– AVE MARIA SEÑOR!!! - seguía gritando cuando tomo a Coke fuertemente del brazo y lo hizo volar por la habitación.
Afortunadamente la madre de la niño no vio el espectáculo, sino, yo no habría podido dormir con el temor a que el padre del muchacho entrara en mi dormitorio y escopeta en mano encañonara mi sien por lo que le había hecho a su hijito. El nunca habría creído que en realidad era su pequeño el que me lo hizo a mi. Desde ese día Coke no llego nunca mas a jugar conmigo, y cada vez que visitaba nuestra casa, mi abuela vigilaba de cerca nuestros movimientos, lo que por supuesto no impidió que sigamos teniendo un par de encuentros unas cuantas veces mas... y tal vez durante varios años.
– si, tu vas a ser la princesa porque estas en cama y no puedes levantarte – argumento Coke.
– ok que tengo que hacer - le dije inocentemente
– acuéstate y duerme, tu serás la bella durmiente – respondió.
Me tendí en la cama y cerré los ojos, el seria el príncipe por lo que hizo ademán de entrar cabalgando sobre un corcel, no sin antes cerrar la puerta de la habitación luego se sentó a mi lado en la cama. Yo seguía con los ojos cerrados, pero cuando menos me lo esperaba el toma mi cara y me dio un beso en la boca... un enorme beso, de esos besos que dan los adultos, besos que yo jamás había dado hasta ese momento. Respondí su beso como si lo hubiese hecho siempre, nuestros labios se rozaron suavemente, el aroma a su piel se grabo en mi mente, su pelo castaño olía a almendras. El beso continuo alterando mis sentidos, su lengua rozo la mía y el corazón se agitaba fuertemente, para cuando no quedaba pudor alguno sumergido en un beso de “amor adulto”... ni cuenta me di cuando alguien entro a la habitación, entonces escuche un grito desesperado...
– QUE ESTAN HACIENDO??? - grito mi abuela desde el umbral de mi habitación
– AVE MARIA SEÑOR!!! - seguía gritando cuando tomo a Coke fuertemente del brazo y lo hizo volar por la habitación.
Afortunadamente la madre de la niño no vio el espectáculo, sino, yo no habría podido dormir con el temor a que el padre del muchacho entrara en mi dormitorio y escopeta en mano encañonara mi sien por lo que le había hecho a su hijito. El nunca habría creído que en realidad era su pequeño el que me lo hizo a mi. Desde ese día Coke no llego nunca mas a jugar conmigo, y cada vez que visitaba nuestra casa, mi abuela vigilaba de cerca nuestros movimientos, lo que por supuesto no impidió que sigamos teniendo un par de encuentros unas cuantas veces mas... y tal vez durante varios años.
Los jueguitos sexuales suelen despertarse en algunos a muy temprana edad y algunos niños experimentan en hacer juegos con otros niños.
Esta historia no es completamente real, algunos nombres, personajes y situaciones han sido modificados.
2 comentarios:
Definitivamente sos ESCRITOR. Disfruté leerte.
Te mando una sonrisa =)
Saludos
polen viene mañana a visitarnos. yo estaba con muy poco tiempo para leer y para escribir.
que lata que interrumpieran el beso, despertaste o no?
bear hug,
Publicar un comentario