
Quiero hacer una pasusa en la historia “El hombre que una vez amé” para contar un poco de mi fin de semana de locos... o tal vez debo decir de
“locas”.Todo empezó el viernes en la tarde noche, donde sin mucho animo espere a que llegara Ariel para salir a “Noche de espuma” en Fausto, pero el muchachito nunca llegó, por lo que convencí con un poquito de esfuerzo a Cristián para que me acompañara, obvio que para ser convincente nos tomamos en casa tres cuartos de bolla de whisky, la cual no nos hizo mayor efecto, pero a una hora prudente estábamos saliendo de la casa con destino a “Fausto discotteque” allá bailamos juntos casi toda la noche, entramos juntos a la espuma y nos mojamos hasta las rodillas (estábamos listos para quedar hasta el cuello, pero la espuma no nos motivo suficiente, tal vez fue la música), salimos y nos tomamos otro whisky tónica, y otro, y otro, y de pronto perdí la cuenta (pero no estaba ni pelo de borracho). Entonces entre animados bailes y risas, en la parte sequita de la disco, veo que anda un bloguer dando vueltas por ahí, con esos traguitos en el cuerpo, obvio que fui valiente y lo saludé, muy amable el chiquillo, un par de palabras y seguí bailando. De pronto mi amigo Cristian se encontró con un compañero o ex compañero de trabajo, algo así, se instalo a conversar largo y tendido, momento que aproveché para ir a saludar a un amigo que estaba en medio de la espuma. Entre salude a mi amigo y salí porque me atoré con espuma en la boca, cuando salí me di cuanta, fue inevitable, ya estaba empapado. Cristián seguía animadamente conversando con su amigo y yo estilando, ¡filo tendré que bailar!, de pronto apareció un
muchacho de polera verde, tan mojado como yo, bueno el estaba empapado, nos miramos y lanzamos una carcajada por nuestro aspecto, un par de palabras y me pidió que lo acompañara a bailar mientras se secaba........... saltémonos al final (este ínter tanto será otra historia)........ salí con Cristián de la disco sequito, calientito para nada borracho y muy contento, pero Cristian tenia frió y me pidió su chaqueta y creo que ese fue el momento en que abrí la mochila y perdí una de sus sandalias favoritas.
Al día siguiente me despertaron tipo doce para ir a comprar y hacer almuerzo, me mantuve despierto con mucho esfuerzo hasta que la comida estuvo lista (un delicioso puré con carne al jugo) y cuando estaba comidito y listo para ir al tutito, recostado en mi camita a punto de caer en el séptimo sueño... “riiinngggg, riiinngggg, riiinngggg” suena mi celular, era aquel personaje de
polera verde de la noche anterior, proponiéndome que nos juntáramos, la cita quedo fijada a las seis de la tarde, lo que no me daba tiempo siquiera de una pestañada, me metí a la ducha y el agua fría despejo un poco mis deseos de entregarme a Morfeo, salí un poco atrasado de casa, pero llegue al encuentro a la hora exacta. Tomamos un jugo en el Tomodachi (¿eso significara algo?, ¡espero que no!) luego caminamos por al barrio, nos sentamos en el parque (ay, no me está gustando como suena eso, acabo de sentir un dejabú, pero se nota desde un principio que esta vez no será igual a lo anterior), la cosa es que fue bastante agradable (ojo, acá no hay nada por lo que felicitar a nadie, no hay nada de nada entre nosotros... eeemm bueno, el cabro me agrada harto, es bastante atractivo y muy, pero muy amoroso... eso podría ser algo a futuro) y como a las nueve y media me acompañó al metro, porque me esperaba un carrete (de nuevo) con mis amigos del FCN, era el cúmplanos de Frank y empezaríamos la noche en su casa, para terminar en “Blondie, noche Spice”. Me junte con Nicolás en el metro, llegamos a casa de Frank sin mucho animo.
- algo para beber – nos pregunto el festejado.
- Eemmm una cerveza – respondimos Nicolás y yo sin mucho afán de beber (recordemos que yo ya tenia un carrete en el cuerpo y Nicolás estaba en las mismas condiciones que yo).
Al ratito aparece de nuevo el festejado proveedor de tragos ofreciendo caipiriña para ambos, oferta que fue irresistible, entre conversación y cigarrillos, calló otra caipirina, y otra, y otra, por lo menos cuatro o cinco. El alcohol empezó hacer efecto en mi al segundo trago, imaginen como estaba al quinto, y si a esto agregamos el cansancio, la falta de sueño y los grados de alcohol que aun quedaban en al organismo desde la noche anterior... uff.... ya estaba arriba de la pelota, con ganas de bailar hasta cuacas, y mas encima con unas ganas enormes de llamar al dulce muchachito de polera verde que conocí la noche anterior, quien para colmo vivía cerca, pero me contuve porque el tenía que viajar al día siguiente, por lo que me desahogue bailando con mis amigos, después ya no me bastaron mis amigos y empecé a bailar con gante que no conocía. A todo esto Nicolás me trajo otro trago, ahora era vodka naranja.
- pero weon, a mi no me gusta mezclar copete – le dije
- que tomaste ayer?
- whisky
- Ya poh!, y todavía te queda de eso en el cuerpo, ahora tomaste tequila... cagaste ya mezclaste – me dijo con cara maliciosa y hasta picarona.
- Si poh! Ya cague !!! – respondí al tiempo que me empinaba el vaso de vodka.
Así cayeron tres o cuatro vodkas mas, ya eran cerca de las dos de la madrugada y yo seguía animadamente bailando con tres desconocidas, y para los que me conocen, saben que mis bailes de por si, son un poquito sugerentes, imaginen que tan sugerentes podía ser a las dos de la mañana con aquel nivel de alcohol corriendo por mis venas, el baile ya no era sugerente, era hot.
A las dos y media salimos de casa de Frank para ir camino a Blondi, Pamela andaba en auto, pero en esas condiciones nadie podía manejar y sobrevivir, pasamos a comprar mas cigarrillos y tomamos micro en providencia, donde mis amigos tuvieron que contenerme para no continuar el baile arriba del bus.

Llegamos a Blondie con una cerveza en la mano cada uno, las que nos tomamos al seco antes de entrar en la disco, de lo que me arrepentí apenas empecé a bajar por las escaleras, un calor sofocante y húmedo me envolvió y aumentó aun mas mis ganas de seguir con el baile.
La cosa es que después de dos o tres cervezas mas, me perdí de mis amigos, termine bailando arriba de un cubo, y dando vueltas por la pista bailando con cuanto desconocido se me ponía por delante, hombres mujeres y hasta un par de cosas ambiguas y extrañas de sexo indefinido, baile y baile tanto que ya ni siquiera recuerdo que música sonaba, pero baile mucho,
me desintoxique de muchas cosas por medio del baile, lo que lubricado con el trago fue un onírico estado de baile, baile y mas baile calentón y desenfrenado.
Cuando encendieron las luces yo seguía bailando, creo que ahora era con dos tipo que nunca en la perra vida había visto antes, me despedí amablemente y al acercarme a las escaleras encontré a mis amigos.
- won donde te habías metido – me dijo Pamela
- ay, bailando !!! – respondí muy alegre
- te buscamos por todos lados – me dijo Nicolás
- ¿y como no me encontraron? si yo estuve en todos lados también – respondí riendo
- ya weon suelto, vamos al auto – me dijeron
salimos de la disco y tratamos de pasar a comer algo, pero a esa hora ya no quedaba nada de comer en “18” un boliche que esta por alameda supongo que con calle dieciocho. Nos subimos a una micro para ir a buscar el auto y en el camino les conté mis aventuras. Después de recoger el auto pasamos a una “Shell” a comer un sándwich y luego a la casa.
Así fue como terminé mi fin de semana, porque el domingo no me habría despertado ni un cataclismo nuclear, pero fue una excelente
terapia de desintoxicación de cosas añejas y no tan añejas que deambulaban por mi mente.
¡¡¡ Salud !!!